domingo, 29 de noviembre de 2009

PENELOPE



De nuevo abrió aquel raído libro, volvió a ver los pétalos de rosa que había metido entre sus paginas, vio las imágenes que se habían impreso por la presión del tiempo, los pigmentos de la flor habían dejado marcados corazones encima de las letras, corazones de formas caprichosas, alargados, redondeados, difuminados pero corazones al fin.
Mil años ya desde que se enamoró del amor, mucho tiempo desde que el amor se disfrazó de hermoso príncipe montado erguido en un gran corcel, esperó que un día llegara, sabia que lo reconocería nada más verlo, pero se tardaba.
Aun vestía de muchacha de la época, sus faldas de cheviót, no habían cambiado desde que se enamoró, su pelo ya hacia tiempo que dejó de ser la maravillosa melena de rizos, ahora era un manto nevado que peinaba con coquetería y esmero, cada día esperando a su hermoso príncipe seguía el ritual de cien cepilladas para que no perdiese el brillo de la juventud, se miraba al espejo y veía a una señora que no conocía, ella era una jovencita cuyo corazón palpitaba de emoción dentro de esa piel.
Leyó y releyó los pasajes en los que el cogía a la protagonista y la besaba hasta la locura y ponía cara a la muchacha, una cara ilusionada que se ruborizaba, una cara que vio mil veces en el espejo cuando soñaba con el.
Su casa olía a herencia de mamá, que la había heredado de la abuela, los mismos muebles, las mismas fotografías y una fina y elegante pátina de vejez, en su antigua radio ya no se oían sones de antaño, sones que la habían hecho soñar, canciones de mirando al mar, canciones de Siboney, canciones de luna de miel, sus preciosas canciones se habían perdido en el futuro que estaba consumiendo sin su príncipe amado.
Cerró con amor el libro de los corazones impresos y se fue a misa de diez, fue a confesar los pecados en forma de príncipe encantado, alisó su falda de cheviót pensado en los padre nuestros que tendría que pagar como compensación a Dios por sus sueños y salió contenta de ir a saldar su cuenta religiosa, los pagaría con sumo placer y rezaría algunos mas para dejar en deposito para lo que aun le quedaba por soñar.

sábado, 14 de noviembre de 2009

MODESTO


Acababa de terminar de construir su casa, la miraba y remiraba y decidió ir a por una botella de vino para celebrarlo, eran tan pocas las ocasiones en las que celebraba algo que bien merecía la pena hacerlo esta vez, hacia un frió cruel aunque la luna brillaba con la misma intensidad que si fuese verano, esa noche no llovería así que en su recién construida casa estaría muy confortable, estaba situada en el centro de todo el césped, flores hermosas perfumarían su solitaria celebración, tendría una noche apacible a pesar del frío, después de mucho tiempo dormiría hasta que el sol ya se hubiese encargado de calentar el hermoso jardín que precedía a su casa, vería las gotas de rocío nada mas levantarse, un verdadero paraíso.
Volvió de comprar el vino paseándose por la calle lentamente, a esas horas había gente durmiendo en los bancos arrebujados en trapos, prostitutas que lo ignoraban al verlo pasar, abrió la botella y fue bebiéndosela en el camino, miro las estrellas de brillo fulgurante y brindo por los dioses, brindo por las ninfas y brindo por los duendes, llego a su casa del jardín, abrió la portezuela de la caja de cartón y se dispuso a ganarle el pulso al frío, a soñar con playas lejanas y una familia que pudo ser y a medio camino desapareció.
A la mañana siguiente los jardineros de su jardín, le fueron a despertar, derrumbaron su casa con las podadoras y le dejaron otra vez sin hogar.
Ya estaba viejo y cansado para seguir construyendo, se haría asiduo a los banco-hoteles, sus huesos aun resistirían diez años más.
La vida le había jugado una mala pasada al haberlo dotado del poder de soñar, soñó de pequeño, soñó de joven, ya no soñaba se conformaba con dormir y ver un nuevo amanecer.

viernes, 6 de noviembre de 2009

SOLEDAD





Llegó al mundo en cuna de satén, nada mas nacer ya venia con herencia, le tocó los hermosos ojos verdes de su madre y el color de piel dorado de su padre, ¡¡como la mimaron¡¡
Preciosa como una muñeca, desde los dos años caminaba ya como una reina, erguida y orgullosa con sus vestiditos de organza rosa y sus zapatillas de princesa, el tesoro mas preciado de papá y la alegría de mamá, la mimada de la abuela, el orgullo del abuelo, la envidia de los vecinos, a la que el portero sonreía, la que la nana protegía como si fuese de porcelana.
Se ahogaba, quería tirarse en la arena, saltar en los charcos, coger ranas, escaparse a la luna, sembrar aceitunas, quería ser bombera, jugar a canicas, columpiarse en una soga, rasparse las rodillas, quería, quería pero no podía.
Sus primeros quince años fueron una cuenta atrás para hacerse adulta, cuando los cumplió le pusieron el vestido mas hermoso que pudiese soñar una princesa, vinieron todos los hijos de todos los amigos , niños y niñas bien que se habían criado en paraísos de libertad, en colegios extranjeros, allí conoció a “Loky”, guapa, pija, lista, picara y pizpireta, ella fue la que le enseñó como saltar sin moverse, como ir a la luna sin cohete, como coger ranas sin charcas, como apagar fuegos sin agua, como ver crecer un olivo sin sembrar aceitunas.
La primera vez sintió miedo, papá y mamá empezaron a dejarle libertad en pequeñas dosis y en pequeñas dosis ella fue perdiendo el dorado de su piel y el verde de sus ojos.
Se acabaron los vestidos de princesa, dejo la mochila del colegio debajo de la cama rellena con su antigua inocencia y los libros forrados de amores platónicos, mamá, papá, el portero, la nana, los abuelos, lloraron y echaron de menos a la princesita, los vecinos cuchicheaban al verla, ella cada vez se revolcaba mas en la arena, se raspaba las rodillas de viajar a la luna a coger ranas en charcas secas, de ser bombera de fuegos internos de lobos agazapados que le vendían veneno.
Los hijos de los amigos, los niños bien todos crecieron, Loky se caso con un ingeniero, ella seguía con su mochila de inocencia escondida entre los libros del colegio, deambulo por las esquinas, pidió dinero, perdió los dientes de perlas, se encorvaron todos sus huesos.
En una de las esquinas encontró a su príncipe, pero como ella ya no era princesa ni la miró, la segunda ella le llamó, el miró hacia otro lado y desapareció, vió en su cara asco y se aterrorizó ¿que estaba haciendo?
La vieja nana la encontró en la calle y lloró al verla ¡¡ nana ayúdame ¡¡ la nana se la llevó a casa y la encerró, la dejó que le dolieran todos los huesos, que gritara como posesa, ella la cuidaría aunque sufriera al oírla detrás de la puerta, su niña princesa volvería a ser reina.
Y volvió, tras cinco años de columpiarse en una soga, de deambular por la luna sola.

domingo, 1 de noviembre de 2009

CARMELA





Agarraba mis manos con la suyas huesudas y nudosas y me repetía “si tu eres aun una chiquilla”,me contaba de su vida, de cómo ayer ella aun era niña, de cómo hace un rato fue una linda mujer subida a sus tacones guiñándole picaramente a la vida, y reía, ¡¡ como me acuerdo de esa risa¡¡, ¡¡como me acuerdo de cómo me hacia reír¡¡, se sentaba en un rayito de sol acurrucada en la esquina del banco, allí esperaba todos los días a que llegásemos como si tuviésemos una cita, con sus piernas cruzadas y pose de interesante como si fuese una gran diva, un día dejo de poder cruzar las piernas, se encogía de hombros y se reía de si misma, entre carcajadas decía que la Parca le estaba anudando los dedos para que no se agarrara tan fuerte a la vida y es que tenia noventa
años y la artritis la retorcía, pero nunca perdió la risa, empezó a llegar en silla de ruedas, ya no venia, la traían, me contaba chistes, piropeaba descarada a los muchachos guapos, liberal, liberada, moderna, coqueta, generosa, alegre, vivaz, inteligente, cantarina, formal, elegante, habladora…… y un montón de cualidades mas.
Ahora miro el rayito de sol donde nos esperaba y casi oigo el eco de sus risas, la Parca le pudo por que primero se llevo a su Manolo y a ella……..a los pocos días, pero se la llevo hecha una muchachita.

domingo, 25 de octubre de 2009

LOLA




Clap, clap, clap, sus tacones de plataformas resonaban en la callejuela oscura y vacía, clap, clap, clap la luz amarillenta y pobre de la farola hacia que sus lentejuelas emitieran pequeños destellos rojizos, su minifalda ceñida dejaba ver las medias de seda que intentaban disimular demasiado músculo.
Su contoneo exagerado natural esa noche iba acompañado del contoneo eufórico del misterio blanco del espejito de su polvera, demasiado maquillaje, demasiado rimel y demasiado polvo blanco.
Lola, se mecía encima de sus plataformas al caminar y eso molestaba, molestaba a los cuatro machos agazapados en un rincón aguantando las risas y las ganas de que Lola llegara donde uno de ellos la había citado.
Antes de haberlos visto algo le estallo en la espalda, cayó boca abajo en el suelo, aturdida abrió los ojos y vio cuatro pares de botas con puntas de acero, una de ellas se acerco a su cara tan deprisa que no le dio tiempo a reaccionar,¡¡¡MARICON DE MIERDA¡¡¡, le retumbo en los oídos, eso fue lo que la puso alerta y desparramo chorreones de pánico por todo su cuerpo dolorido, lloraba mientras la llenaban de golpes e insultos, lloraba como llora una mujer cualquiera cuando no tiene fuerzas para defenderse, ella nunca supo pegar, siempre le gusto mas coser y cantar.
Cuando se cansaron, entre risas y dando palmadas se fueron alejando, Lola tirada como una piltrafa en la callejuela vacía y oscura veía su sangre en el suelo mezclada con su pestaña postiza, se levanto dando trompicones, llorando, le habían roto dos costillas y un tacón de sus lindas plataformas plateadas, ya no se contoneaba, renqueaba como podía clan, phsssssssssss, clan, phssssssssssss, mientras por el camino se tragaba las lagrimas mezcladas con mocos ensangrentados, solo atinaba a decir en voz baja y temblorosa “ ¿por que me pegaron, por que?”.
Desde ayer se encerró en su jaula de piel masculina, dejo de ser la Lola que cose y canta, volvió a ser Lolo el de la mirada melancólica y ambigua.

sábado, 24 de octubre de 2009

PALOMA





Paloma, aprendió a vivir presa de unos barrotes invisibles, fabricados con miedo, un material mas resistente que cualquier acero, hubo un tiempo en que adoraba a su carcelero, al menos eso creía, ahora ya no, la culpa era de ella por no ser la mejor, eso se repetía una y mil veces, a fuerza de oírselo decir a el, ella se lo creyó.
Un día Paloma recordó, recordó que el amor no era miedo, que los golpes no son caricias, mientras recordaba se vistió como un autómata con su mejor vestido, se pintó los labios de color rosa, despacito se peinó y se perfumó, mientras se miraba al espejo no se veía, solo una sombra de mujer se reflejaba en el cristal frío, cuando acabó se calzó unos tacones blancos de novia que ya estaban amarilleando del tiempo, cogió una cartera de mano que nunca había usado y allí metió sus únicas pertenencias, la barra de carmín y su alianza.
Quería correr, bajar hacia la calle pero no podía, allí el la vería y tendría que regresar a su jaula de miedo, no corrió, subió despacio las escaleras hacia la azotea, pisó fuerte con sus tacones ya no tenia miedo se sentía segura, con pasos firmes llego al pretil y se subió en el, abrió los brazos queriendo abarcar el infinito y voló, Paloma imagino que ascencendía como una pluma llevada por el viento, las gentes que pasaban la vieron que caía, pero ella esos segundos fue feliz imaginando que volaba.
Tirada en el suelo con una pose grotesca y quebrada, parecía que sonreía a la prensa que se acerco a cubrir la noticia, aun llevaba agarrada a su mano la cartera con su barra de carmín y una alianza grabada que decía “hasta que la muerte nos separe”.